Aprendí, me enseñaste...

A mÍ, no me enamoró tu cuerpo.
Me enardeció tu mente,
esa revoltosa y exageradamente bella.
que no tiene límites,
que no conoce la palabra imposible
y que sueña con un mundo Mejor.
No fueron tus ojos, ni tu boca,
fue la sensualidad de tu alma la que me atrapó.
No fue lo que portabas en dinero si no la riqueza de tu espíritu me sorprendió.
Aprendí a quererte desde la pureza de tu corazón,
desde tus anhelos apenas llegaste a este mundo,
desde tus instantes donde ni siquiera sé quién eres,
desde los miedos que te hacen despertar por las noches y abrazarme.
Me enseñaste a descubrir a través de la piel,
a sentir con la imaginación,
a vibrar en la distancia,
a conocerme a través de tu presencia.
Ahora sé que nunca me arrepentiré
de haber mirado más dentro de ti.
Si por fuera eras una piedra preciosa, he descubierto que por dentro eres el tesoro más grande que he podido encontrar.

Gracias a Kok - Uhga

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